miércoles, 4 de noviembre de 2015

RELIGIÓN EN EL GIMNASIO (Carlos Herrera)

Estaban tardando. Conociendo el tic nervioso del socialismo de Sánchez por asemejarse a la izquierda más rancia, raro parecía que no abrieran el melón religioso con vistas a las próximas elecciones generales. Dispone el PSOE que a partir de su victoria en las elecciones del próximo diciembre la asignatura de Religión será eliminada tanto en los colegios públicos como en los privados. Incluidos, por supuesto, los religiosos. Todo ello con el objeto de construir el Estado laico al que aspira la izquierda más severa de España. Vayamos con las consideraciones.
Convendría diferenciar 'laicidad' y 'laicismo'. Lo primero es separación de Iglesia y Estado con el debido respeto entre ambas instituciones y lo segundo es manifiesta hostilidad al hecho religioso. El Estado español es, por mandato constitucional, aconfesional, no laico. No es hostil con la confesión católica. Tampoco con las demás. Pero tiene en cuenta la tradición cultural y religiosa de sus ciudadanos. En virtud de ello, establece una serie de acuerdos con la Santa Sede que algunos insisten en llamar «concordato» los cuales establecen las pautas de la relación correcta entre ambos, y no son un capricho eventual de redactores de programas de partidos.
Todo progre que se precie responde con un reflejo inmediato a la primera intención que alumbra su propuesta: suspender el concordato con la Santa Sede. Sea en una asamblea en plaza urbana, sea en proclama programática, sea en café de artistas a media tarde, el comando de la pana propone inmediatamente derogarlo. Y prohibir los toros, claro; pero esa es otra.
¿Alguien cree que un colegio de maristas o escolapios, amparados por los acuerdos internacionales vigentes y por el sentido común, va a renunciar a impartir enseñanza religiosa en sus aulas? La religión y las circunstancias que han acompañado al ser humano desde que decidió establecer una relación con Dios son un caudal de información imprescindible para entender las culturas clásicas y contemporáneas. Y hay que estudiarlas, por mucho repelús que produzca a tanto hipersensible anticlerical. La interpretación del mundo es necesario verla a través de los ojos de la religión, entre otros crisoles. ¿O cómo se creen estos sandios que se construyó Europa?
Pretender que el magma religioso se estudie en el gimnasio y a las ocho de la tarde en el caso de los colegios religiosos es pretender un absurdo. Que las señas de identidad de su condición de izquierdista sean arrinconar la religión, o directamente disolverla, y luego que no pueda hacerlo como ocurrió con Felipe o ZP, demuestra cierta levedad política. Todo son gestos para convencer el recio espíritu anticlerical de sus supuestas bases más izquierdistas y, en el fondo, una monserga que después no va a cumplir. Si gobierna, claro. 
Como «Podemitis» calificaba el hecho el gran Ángel Expósito hace pocos días en la radio: como un tacticismo destinado a rascar seguidores por su izquierda, a la que seducir con argumentos infantiles del jaez de «yankees go home». Poco más que laicismo mitinero basado en una primaria reacción anafiláctica a lo religioso, habida cuenta de que nadie está obligado a cursar la asignatura de Religión; una materia, por cierto, que no contempla catequesis que se imparte en las parroquias y que, en cambio, ofrece muchas de las explicaciones históricas necesarias para la traducción de los hechos contemporáneos. ¿Cómo no se va a saber quién era Abraham y lo que supuso como germen de las tres grandes religiones monoteístas? 
Ningún estudio internacional de los que pone a parir el sistema educativo español dice que ello sea culpa de los estudios de la asignatura de Religión. Que imparten, por demás, profesores profesionales, no curas ni monjas. La Iglesia no representa en España ningún problema para el desarrollo de los estudiantes pendientes de desasnar ni para el desarrollo individual de las personas. Con lo que hay que preguntarse si esa antigualla argumental es todo lo que pueden ofrecer. ¿Hay alguien ahí? ¿Tienen alguna ocurrencia más, aparte de las tradicionales pamemas de distracción que caracteriza a la pacata izquierda española?
Fuente: XLSemanal.es