lunes, 21 de noviembre de 2016

1ª convocatoria de cursos de teleformación regional 2016-17


 Dentro del plan de formación del profesorado de la Consejería de Educación se ofertan 26 cursos en la modalidad de teleformación.
Las condiciones de la oferta son las siguientes:
 Plazo de inscripción: Desde el 18 de noviembre del 2016 a las 10:00 horas al 25 de noviembre del 2016 a las 10:00h  
Publicación de listas de admisión en los cursos: 12 de diciembre de 2016. 
Fechas de realización: Los cursos se iniciarán el 15 de diciembre de 2016. La fecha de finalización estará en función de la duración de cada curso.
  • Destinatarios: Profesorado de los centros docentes andaluces no universitarios sostenidos con fondos públicos.
  • Cursos convocadosListado de cursos de la Convocatoria.
  • Modalidad y lugar de realización: Los cursos se realizarán en la modalidad de teleformación, en el Aula Virtual de Formación del Profesorado de la Consejería de Educación. Una vez realizada la adjudicación de las solicitudes los cursos serán gestionados por los Centros de Profesorado, apareciendo a partir de ese momento en la ficha del curso en Séneca el CEP correspondiente.
  • Duración: Los cursos tendrán una duración variable según las temáticas.
  • Procedimiento de solicitud: La inscripción en los cursos se realiza a través de la web de Formación del Profesorado o de cada uno de los CEP, debiendo accederse a través de la Consulta de Actividades Formativas. Podrán solicitarse hasta 3 cursos simultáneamente, se considerará prioridad en la adjudicación de cursos el orden cronológico en el que han sido realizadas las solicitudes, es decir, una solicitud realizada a las 10:00 tendrá prioridad sobre una realizada a las 10:05. Solo se adjudicará un curso por cada solicitante, si bien podrá realizarse nuevamente la petición de los cursos no adjudicados en siguientes convocatorias.
  • Criterios de adjudicación: Los cursos se adjudicarán por estricto orden de entrada de las solicitudes en Séneca, salvo que se indique lo contrario en las observaciones de la ficha del curso.
  • Criterios de abandono: Si en un plazo de 15 días una vez empezado el curso un participante no se ha presentado en el foro de presentaciones, se entenderá que dicho participante abandona el curso y se cursará su baja en el mismo. También se dará de baja en el curso a aquellas personas que aún habiéndose presentado en el foro, soliciten su baja voluntaria. Las plazas sobrantes producidas por esos abandonos se adjudicarán a las siguientes personas de la lista de solicitudes a las que no se les haya adjudicado ningún otro curso y que verifiquen fehacientemente su intención de realizarlo previa llamada telefónica o correo electrónico. Una vez transcurridos estos 15 días, no se cubrirán las plazas sobrantes producidas por el abandono de participantes.
      No podrán participar en un curso aquellas personas que ya lo hayan realizado con evaluación  positiva en ediciones anteriores.
Más información: Para obtener más información o resolver incidencias sobre el proceso de solicitud debe dirigirse al Soporte al usuario del Aula Virtual o al CEP de su zona.

viernes, 11 de noviembre de 2016

UNA VIDA LOGRADA

Una vida lograda

"El secreto de una vida lograda está en empeñarse en hacer aquello que amas y amar aquello que te propones".

Desde hace unos días traigo aquí a autores que quiero: Goethe, Chejov y hoy Dostoievski. Idealmente los he convocado en torno al mismo tema. Dar sentido a la vida. Precisamente, hace unos días, en uno de los frecuentes debates televisivos, oía al habitual gurú laico, experto en diversos humanismos, dar sus banales y, ahora ya, previsibles consejos para una existencia satisfecha y feliz. En realidad, una «vida lograda», en sentido auténtico y no publicitario, solo lo es aquella que logre descubrir el «secreto» al que se refiere el célebre novelista ruso. Es empeñarse en un amor genuino y amar el camino que te lleva al amor. Y si el amor es verdadero, profundo, sincero, aunque el camino a recorrer sea fatigoso, áspero, empinado y erizado de obstáculos, será también, paradójicamente, leve, dulce, placentero. Es curioso que en la antigua tradición china la longitud de los caminos no venía calculada “objetivamente” según las diversas unidades de medida sino según las dificultades. Un kilómetro de subida es “subjetivamente” más largo que un kilómetro de llanura. Pues bien, otra medida de la complejidad, de la duración, de la longitud de nuestras acciones podría ser la del amor. Si se ama, todo resulta más fácil, espontáneo, superable. Por esto hay que encontrar un significado verdadero para la vida y, entonces, siempre habrá aliento y fuerza para alcanzar y conquistar la meta. (Ravasi)

viernes, 4 de noviembre de 2016

Sencillamente



Nuestro deber consiste en mirar el mundo y verlo en su integridad. Conviene vivir más sencillamente para permitir que los otros puedan, sencillamente, vivir.


Quien daba este consejo era Ernst Friedrich Schumacher (1911- 1977), economista y experto en nuevas tecnologías. Mirar el mundo en su globalidad es actualmente una necesidad, que no significa casarse ingenuamente con todas las teorías sobre la globalización, pues a menudo son en realidad una opción unilateral hecha desde el punto de vista de los países más poderosos, más ricos, más productivos. Y aquí se nos presenta otra necesidad, expresada con un sugerente juego de palabras al compás del adverbio «sencillamente». Solo que la realidad implícita en esa frase más que un juego es un drama.

La llamada, por tanto, es seria y se refiere a nosotros, ciudadanos del mundo del bienestar, habitantes de las tierras del derroche, residentes en regiones del exceso y del egoísmo. Si nos decidiéramos finalmente a vivir un poco más sencillamente, permitiríamos a los ciudadanos del mundo de la miseria, a los habitantes de las tierras del hambre, a los residentes en las regiones de la pobreza sencillamente vivir. Nuestra sencillez de vida no solo volvería la atmósfera más respirable, sino que también dejaría vivir a una muchedumbre de hombres, mujeres y niños actualmente condenada a morir. 
Más que lanzarnos a proyectos faraónicos o despilfarros colosales de bienes, tratemos de avanzar por el camino de una grandeza más noble, la del alma y la generosidad. Grandeza que lleva a la esencia genuina de las cosas y por tanto a la verdad, empujándonos a opciones coherentes. El gran místico medieval Meister Eckhart (1260-1327) aconsejaba «a los hombres que no reflexionaran tanto en lo que deben hacer, sino más bien que pensaran en lo que deben ser».

Como aconsejaba el poeta inglés William Wordsword es importante «vivir con sencillez y pensar con grandeza».

Los propios errores


"No he conocido a nadie que, viendo sus propios errores, supiera echarse la culpa a sí mismo".

"Los errores del hombre le vuelven especialmente amable".


Propongo hoy, juntas, dos frases de tema análogo que apunté durante dos lecturas diferentes. La primera reflexión proviene del horizonte lejano de China, de aquel «maestro«maestro K´ung» cuyo nombre se latinizó en Confucio (VI-V a. C). De sus Lun Yu o Diálogos he sacado una verdad que nos cuesta reconocer. Cuando la vida nos demuestra que nos hemos equivocado, estamos dispuestos a todo, hasta llegar al absurdo o al ridículo con tal de no reconocer que la culpa es nuestra. Las excusas infantiles adoptadas por el niño sorprendido con las manos en la masa son las mismas que –adaptadas y más sofisticadas- seguimos dando de adultos con tal de no confesar nuestra fragilidad y responsabilidad.

"El valor de confesar los propios errores nos haría más fuertes y más apreciados", decía también Gandhi, pero es un camino raras veces recorrido. A este respecto viene a punto la segunda frase tomada de las Máximas y reflexiones del gran Goethe. Los errores hacen más humana a la persona.

Es verdad que siempre son una limitación, pero precisamente por esto nos vuelven más cercanos, más amables y familiares. Por lo que reconocer una equivocación con sencillez no es nada vergonzoso sino un acto de dignidad, capaz de producir simpatía. Incluso porque, como decía De Gaulle, «solo los imbéciles nunca se equivocan». No hay que olvidar, además, que los errores son fácilmente visibles y parece que flotan en la superficie.  Los valores de una persona, por el contrario, están a menudo ocultos, como sucede con las perlas, que solo las descubrimos hundiéndonos en lo profundo de los abismos marinos. (Ravasi)

ENVEJECER

«Santo Dios, ¡qué viejo estás!», exclamó un famoso maestro ante un amigo de juventud. El cual replicó: «No queda más remedio». «Es verdad», repuso el maestro. Pero añadió: «Sin embargo ¡hay que evitar envejecer!».

Encuentro este apólogo en una revista árabe y he querido traducirlo porque se juega con dos palabras aparentemente sinónimas, aunque en realidad son distintas: «llegar a viejo» y «envejecer». Lo primero es un fenómeno natural, ante el que uno es y se siente sustancialmente impotente.
El escritor Giovanni Arpino (1927-1987) afirmaba: «Nada es más humano que llegar a viejo, nada más natural. Pero hay que saberlo, aceptarlo, aguantarlo, sin caer en juvenilismos tontos y peligrosos, sin pretender trucar las cartas en el juego». El verbo «envejecer», en cambio, recuerda un deterioro interior, un apagarse el alma, un marchitarse los sentimientos, un mustiarse la esperanza. Esta situación no coincide con la edad cronológica, puede infectar incluso a los jóvenes que de repente se sienten cansados y sin gusto ante la vida. Y al contrario, hay ancianos que «en la vejez seguirán dando fruto, conservarán su verdor y lozanía como palmera o cedro del Líbano, plantados en la casa del Señor» (Sal 92, 13-15). El gran Goethe escribía: «Ser joven es un efecto de la naturaleza y se disipa como la niebla; permanecer jóvenes es mucho más, es un arte de pocos». Con este arte es como se conserva un espíritu ágil y un corazón ardiente hasta en plena vejez. (Ravasi)

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Ante la atmósfera contaminada: protestantismo y catolicismo por Pablo Cervera.

Cuando a un católico se le pregunta qué es el protestantismo normalmente lo define más por lo que no es (negativamente) que por lo que es (positivamente): protestante es «el que no cree en la Virgen, ni en los santos, ni en la presencia eucarística; el que rechaza la autoridad de la Iglesia, del Papa…»

Hablando de modo general es difícil determinar lo que es el protestantismo por la multiplicidad de líneas teológicas heterogéneas que incluye. Me referiré a las dos primeras de las tres grandes ramas posibles dentro del protestantismo: luteranismo, calvinismo y anglicanismo.

La línea divisoria de los principios teológicos de ambos sistemas, lo definitorio del protestantismo, por contraposición al catolicismo, puede cifrase en la palabra «solamente» (allein, en alemán) frente al «y» (und) católico. En esa palabra tan breve veía Karl Barth (teólogo protestante) la gran diferencia entre protestantes y católicos. Frente a la formulación exclusivista, la formulación complexiva. Así, frente a la «sola Escritura», el catolicismo habla de «Escritura y Tradición»; frente a la «sola gracia» el catolicismo habla de «gracia y mérito (libertad) del hombre»; frente a la «sola fe» para la salvación en los protestantes, los católicos afirman la necesidad de «fe y obras». Así podríamos seguir: «sólo Cristo» frente a «Cristo y la Iglesia» o «Cristo y María»: con tener algo de cierto esta esquematización, hay que advertir que los términos binarios católicos no son equivalentes o de igual importancia: el elemento humano es fruto del divino.

El principio de exclusividad protestante, llevado al extremo, impide el carácter de diálogo personal con el que Dios ha querido acercarse al hombre: por subrayar la gracia, lo divino, se minusvalora la respuesta positiva del hombre, su principio de autonomía. Para decirlo en dos palabras: ninguna realidad creada puede ser instrumento positivo en manos de Dios. En realidad supone olvidar el principio fundamental del cristianismo, la ley de la Encarnación, por el que el que Dios asume la naturaleza humana para llevarnos a la salvación.

La repercusión del principio protestante de la salvación por la sola fe se ilumina con la figura de la Virgen María, como prototipo de ser humano. María, en el protestantismo, es un elemento pasivo en la Encarnación: recibe pasivamente en su seno al Verbo de Dios. Por el contrario, el catolicismo ha subrayado siempre la intervención positiva de María con su «sí», su «hágase», decisión personal que responde a la invitación divina, con la que colabora positivamente a la obra de la salvación.

Para el catolicismo la grandeza de Dios respecto al hombre se manifiesta en que nos ha hecho capaces de responder activamente a la invitación de la gracia: el hombre coopera con sus obras a la salvación.

En la teología católica de los sacramentos la realidad creada es instrumento para significar y causar la gracia de Dios: el agua, el aceite, el pan y el vino.. y las palabras pronunciadas en cada sacramento. La idea católica de los sacramentos admite que lo creado puede Dios convertirlo en instrumento de su gracia. Para el protestantismo nada creado puede tener influjo positivo en el orden de la salvación.

El protestantismo insiste en la experiencia individual de creyente para formar parte de la comunidad eclesial frente al carácter comunitario, institucional y visible propio de la Iglesia católica.

Cuadro comparativo

Declaración conjunta católico-luterana

(ZENIT –  Roma).- Con motivo de la visita del Santo Padre Franciso a Suecia con motivo de los 500 años de la Reforma protestante, al concluir la ceremonia en la catedral de Lund que se realizó este lunes 31 de octubre por la tarde, en la que exponentes protestantes y católicos expusieron el deseo de unidad y lamentaron errores del pasado, y en el que el Papa pidió al Espíritu Santo que conceda un nuevo inicio a las relaciones entre luteranos y católicos, se firmó la siguiente declaración conjunta.


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