viernes, 15 de diciembre de 2017

Una lámpara en la oscuridad

"Sé una lámpara para quienes andan en la oscuridad, un motivo de alegría para cuantos están apenados, un sorbo de agua para los sedientos, un puerto seguro para los afligidos, una casa para el extranjero, un bálsamo para el que sufre, una torre segura para el que huye".                                                                          
                                                                                         BAHA’ ALLAH

Cuando se sube desde la ciudad israelita de Haifa hacia las estribaciones del monte Carmelo, se divisa, a medio camino, la cúpula dorada de un templo rodeado de jardines: es la tumba de Baha Allah (1817-1892), el fundador de un movimiento religioso escindido del islam y llamado precisamente bahaísmo. De sus enseñanzas he sacado este hermoso consejo dirigido al fiel. Es una llamada al amor al prójimo, un amor que lleve serenidad en el dolor, sostén en la fatiga, seguridad en el temor. Pero quiero fijarme en la invitación inicial: «una lámpara en la oscuridad».

Quizá estamos dispuestos con cierta facilidad a echar mano de la cartera para ayudar a un desgraciado o a un hambriento. Incluso a escuchar a quien cuenta sus penas. En cambio, resulta más difícil aconsejar, guiar, socorrer en el camino de la vida a una persona que busca. En esta acción, de hecho, hay que acudir a una fuente espiritual que quizá esté seca en nosotros; no se puede calcular el tiempo necesario; hay que reflexionar y cribar para no llevar al otro a un callejón sin salida. Quizá por esto, en nuestros días, escasean los guías espirituales, aquellas figuras sabias que no echaban mano del reloj mientras te escuchaban, que sabían darte la mano, pero no te suplían en las decisiones que debías tomar, que te infundían luz y coraje. Y, sin embargo, todo cristiano, según Jesús, tendría que ser esa lámpara sobre el candelero que alumbre en la oscuridad (Mt 5, 15).                                              (C.Ravasi)
Esa es la tarea y la misión del educador cristiano. Esa es la enseñanza de esta Navidad compartir la Alegría encontrada y disfrutarla con el próximo.
                                                          ¡FELIZ NAVIDAD!

viernes, 1 de diciembre de 2017

Estudios, amigos y Dios: esfuerzo

"Pienso estos días algo que siempre ha estado ahí. Para tener acceso a cualquier realidad de nuestro mundo se requiere algún tipo de actitud o esfuerzo, de disposición o intención. La palabra exacta ahora mismo me da un poco igual. Pero pensar que alguien puede acceder al mundo de las matemáticas (complejas) sin relación, y que esa relación no conlleva indiscutiblemente un tipo de esfuerzo es poco menos que ridículo. Cualquier ciencia, cada vez más específica y detallada es así. Cualquier conocimiento, el que sea, es una especie de adentrarse. Y hoy, que hemos complicado tanto el tema, ni te cuento.
La amistad, si no hay esfuerzo de algún tipo en ella, no es amistad. Será una relación que fluye, pero todavía no se ha puesto a prueba. Me parece evidente, casi apodícticamente, que alguien no conoce nada sobre la amistad después de leer un buen libro sobre ella. Cuando lo lea, entenderá aquello en lo que anda involucrado directamente. La primera lectura de algo, el primer contacto con algo es siempre sin distancia ninguna. Esa falta de distancia es un egoísmo casi innato, del que sólo cura una especie de mirada a la realidad que ya sabe que ignora muchas cosas.
Dios, lo mismo. Que alguien hable de Dios por las ideas que fluyen en el ambiente es lo que se ha llamado, casi desde siempre, blasfemia. No me pongo duro, no quiero serlo. Es que hablan sin saber, sin conocer, sin relación alguna. Dios, para ser conocido, también requiere una disposición, relación y profundización. Quien ha iniciado, decimos, un camino espiritual sabe de qué hablo. Pero comentar sin haber hecho este esfuerzo es como ponerse a hablar de cotangentes o de la teoría de la relatividad después de haber visto un vídeo de YouTube. Supongo que a cualquier persona especializada en algo le ha dado una cierta alergia al ver cómo se trataba su campo en los medios de comunicación o en el ambiente. La fortuna es que muchos hoy, cuando dicen de qué va lo suyo, son escuchados y preguntados con atención, aunque las respuestas sigan siendo comprendidas débilmente; otros no tienen siquiera esa oportunidad, porque todos creen saber sobre lo que ignoran y en lo que no han puesto ni un ápice por entenderlo.
Dicho sea de paso, creo que lo mismo ocurre con todas las realidades humanamente abstractas y concretas, como puedan ser la felicidad, la justicia y el bien, la libertad o el amor. Muchos saben, pero no más allá de dos minutos. Sin embargo viven, alegremente, ignorando que ignoran, sin preguntarse demasiado para no complicarse la vida que ya es, de suyo, muy compleja gracias a la necesidad de dinero, prestigio, apariencia, relevancia y todas esas cosas.
La escuela en ningún aspecto de la vida puede servir auténticamente a la sociedad si los adultos no se interrogan también sobre ello, si no desean que los más pequeños o los jóvenes se interesen por ser, de verdad, mejores en todos los aspectos que ellos mismos". Joseferjuan

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