jueves, 22 de septiembre de 2016

El provecho



¿No habremos cometido un gravísimo error, convirtiendo al hombre únicamente en creador de provecho? ¿Es que el hombre contemporáneo no es ya aquel ser capaz de dejar sus negocios personales por una dulce sonrisa o una caricia amorosa?


"Es un poco paradójica, pero encierra una gran verdad, esta declaración hecha en una entrevista por el escritor Vaclav Havel (1936-2011), que fue uno de los protagonistas de la oposición al régimen comunista y, de 1989 a 2003, presidente de la República checa. La reducción del hombre a puro fenómeno económico ha estado no raras veces en la base de distintas ideologías, incluso antitéticas entre sí. Ocupa el trasfondo del pensamiento publicitario y el centro de algunos proyectos sociales. A la luz de esta concepción, toda la historia se lee como un juego de intereses, las opciones personales se guían por el provecho propio, los valores que cuentan solo son los del dinero. En una de las antiguas casas de Pompeya, sepultada por la lava, se leía esta inscripción: «La felicidad es ganar». En realidad, afortunadamente, las cosas no son solo esto. Acumular no es fuente de felicidad incontaminada. El hombre no se resigna a ser solo un número o un estómago. Como decía Havel, de repente estalla en él el amor y entonces riqueza, propiedad, éxito pierden gusto y fascinación y está dispuesto incluso a renunciar y a perder para gozar de aquella sonrisa y de aquella caricia. Entonces se intuye la verdad de la ley formulada por Cristo: hay que perder (hasta la vida) para encontrar. O descubre –siempre en la línea de las palabras de Jesús- que «hay más alegría en dar que en recibir». Solo así se consigue ser una verdadera persona, una criatura de Dios que opta por la belleza, la verdad, el amor". (Ravasi)

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