lunes, 29 de agosto de 2016

Pajas y perlas

PENSANDO EN EL PRINCIPIO DE CURSO.

Los errores, como pajas, flotan sobre la superficie; quien busca perlas debe sumergirse en lo profundo.

Quizá la frase la vea representada simbólicamente ante sus ojos quien disfrute del último domingo de vacaciones. La idea es clara y no precisa de muchas aclaraciones. Desgraciadamente es mucho más fácil recoger las pajas que las perlas y la biografía de cada uno confirma esta obvia reflexión. No obstante, quiero fijarme, precisamente, en la perla que se conquista con esfuerzo. Lo que en nuestros días no es nada frecuente es el esfuerzo duro y constante por evitar los errores. Nos dejamos arrastrar un poco inconscientemente a la deriva, convencidos de que los errores luego no tienen mucha importancia. Así, al final, las pajas ofuscan la dignidad de la persona. En cambio, la honradez es fatigosa, se conquista con la práctica, yendo a contracorriente de la costumbre y del “todos los hacen”, precisamente como el pescador de perlas, que tiene que ir en contra de las leyes de la gravedad para obtener su tesoro. El primer nivel de esta educación de la conciencia lo recordaba Gandhi: «Está bien confesar los errores propios porque así nos volvemos más fuertes». Pero, luego, queda un largo ejercicio de conquista de la virtud, del dominio de sí, de formación del carácter. Solo así, al final, se descubre la alegría de la justicia y de la verdad. (Ravasi)


(All for Love John Dryden. Poeta ingles.1678).

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